En 1858, un médico inglés llamado Benjamin Ward Richardson publicó un artículo en la prestigiosa revista médica THE LANCET. En sus publicaciones, Richardson exploró los posibles usos del peróxido de hidrógeno, destacando su capacidad para eliminar los malos olores y proponiendo su aplicación como desinfectante.

Este trabajo marcó el inicio de la andadura del peróxido de hidrógeno como compuesto químico versátil, ya que con el paso de los años se convirtió en un potente agente oxidante con multitud de aplicaciones. A mediados del siglo XIX ya se había convertido en un producto comercial y se utilizaba en diversas aplicaciones, como agente blanqueador no contaminante y desinfectante en la elaboración de alimentos. Durante las guerras mundiales, el producto se empleó como desinfectante de superficies, desinfectante del agua y propulsor de cohetes y torpedos.

Hydrogen peroxide

A pesar de su eficacia, el peróxido de hidrógeno tradicional tiene una vida útil limitada y requiere medidas de estabilización para prolongar su utilización. En consecuencia, investigadores e innovadores han desarrollado nuevas formulaciones, como Huwa-San TR-50. Huwa-San TR-50 representa una versión mejorada del peróxido de hidrógeno no estabilizado e incorpora una mezcla única de peróxido de hidrógeno y plata. Esta formulación garantiza una vida útil prolongada y una mayor eficacia en comparación con el peróxido de hidrógeno convencional. Como resultado, Huwa-San se ha convertido en una alternativa excepcional en una amplia gama de aplicaciones, como la desinfección en la industria alimentaria, el tratamiento del agua y la agricultura.

El peróxido de hidrógeno ha recorrido un largo camino desde su descubrimiento, convirtiéndose en un compuesto versátil con multitud de aplicaciones. Desde sus humildes comienzos como “agua oxigenada” hasta sus formulaciones avanzadas, el peróxido de hidrógeno sigue contribuyendo a numerosas industrias, mejorando la higiene, la seguridad y la sostenibilidad.