Clean – Disinfect – Perform, también conocido como nuestro enfoque CDP, comprende un protocolo completo y exhaustivo para optimizar tu enfoque higiénico. Los tres pilares constituyen la base de una buena higiene y una bioseguridad más sólida. Nuestro protocolo 1-2-3 es fácil de aplicar y recordar.

El segundo paso de un proceso higiénico es la desinfección. La desinfección describe un proceso que mata muchos o todos los microorganismos patógenos de los objetos inanimados. Requiere un producto con actividad biocida, que está estrictamente regulado. Al igual que en el paso anterior, hay múltiples factores que influyen en el proceso de desinfección.

• Desinfectante: Para demostrar la eficacia de los desinfectantes, se realizan pruebas según determinadas normas, como las normas europeas (EN). Las pruebas EN se consideran las normas de oro para los desinfectantes. Dan como resultado datos de eficacia basados en 2 criterios: el tiempo de contacto y la concentración. Para tener éxito, el desinfectante debe mostrar una cierta reducción de los microorganismos.
• La contaminación: La limpieza de la superficie influye en el proceso de desinfección. Las sustancias típicas que suelen afectar a la desinfección son la materia orgánica, el aceite, la grasa, el material vegetal, el estiércol, ….. Para salvaguardar la eficacia del proceso de desinfección, es muy recomendable eliminar estas sustancias antes de desinfectar.
• La temperatura: La temperatura debe ser la adecuada, ni demasiado fría ni demasiado caliente. Las temperaturas más altas pueden favorecer la acción de un desinfectante. Esa es la razón por la que las normas EN tienen condiciones normalizadas (como temperatura, suciedad,..), que se asemejan mucho a las condiciones prácticas.